Guía de Vigo

Tras más de dos años viviendo en la ciudad olívica, estas son mis recomendaciones sobre qué hacer, dónde comer y qué visitar para aprovechar al máximo la visita a Vigo y, sobre todo, su entorno.

El centro de Vigo en un día medio despejado

Introducción

Conocida en los últimos años por la exageración de la Navidad que lleva años haciendo el alcalde, Abel Caballero, Vigo tiene muchísimo más que ofrecer. Dos años viviendo aquí me han hecho comprobar que goza de un clima increíble para la fama que tiene Galicia de frío y viento. Los inviernos no son tan fríos y los veranos no son tan calurosos. Se podría decir que de Pontevedra hacia abajo, el clima típico de Galicia no se da, y eso es una ventaja increíble.

Esta guía refleja mis recomendaciones y mis vivencias. Vigo es una ciudad industrial, cuyo urbanismo explotó en los sesenta-setenta sin un plan concreto más que el de terminar de eliminar playas para ampliar el puerto industrial (hoy en día, el principal puerto pesquero de Europa) y alojar a todas las personas que vendrían a trabajar aquí. Es una urbe que reparte casi todo su espacio entre el asfalto, los coches y los edificios, por eso las recomendaciones que hago (y que cualquier vigués te haría) fuera de la parte gastronómica en esta guía están fuera de la ciudad.

Con sus peros, Vigo es una ciudad que tiene mucho más que ofrecer que la Navidad, pero no cuentes con visitar museos o ver edificios icónicos. En una tarde se ve todo lo interesante del centro de Vigo, el fuerte de la ciudad lo encontrarás en su gastronomía, su clima y su entorno.

Mapa rápido en Google

A través de este enlace te puedes guardar un mapa de Vigo con los sitios que recomiendo en esta guía. Encontrarás, por capas:

  • Sitios para tomar algo
  • Dónde comer
  • Locales de tarde-noche
  • Paseos agradables
  • Qué ver

Qué hacer en Vigo

La parte arquitectónica más interesante se concentra en el Casco Vello (Casco Viejo), donde hay una mayoría de bares y restaurantes. Hay un par de edificios, museos o monumentos reseñables, pero las calles y casas de piedra le dan un toque muy chulo al paseo.

Alrededor del Casco merece la pena pasear por la Plaza de Compostela (Alameda), donde están el Dinoseto y el Dinosetiño (medio muertos porque el alcalde se cansó de mantenerlos), y el pequeño paseo marítimo en el Puerto alrededor del Club Náutico, con un monumento a Julio Verne (La bahía de Vigo es uno de los capítulos de 20.000 leguas de viaje submarino). Por esta zona, si subís al centro comercial horrible que bloquea las vistas desde la ciudad a las Cíes (cosas del urbanismo vigués), podéis ver el atardecer, o si no en el bar-restaurante que hay en el muelle de trasatlánticos (que si no sabes que hay un bar ahí, no se te ocurre entrar) tomando una cerveza o un vino: Albatros. Muy recomendable.

Vistas del atardecer desde el bar-restaurante Albatros, en Vigo

En la Porta do Sol -renovada al más puro estilo madrileño, con una losa blanca de hormigón y cero árboles, cero bancos…- podéis ver el Sireno, una escultura arriesgada de un artista de Cambados que no deja indiferente a nadie. De allí parte la calle Príncipe, la que sería Preciados en Madrid o la Sierpes en Sevilla, hasta llegar al cruce con la calle Urzáiz, donde está La Farola de Urzáiz, una -efectivamente- farola que ha dado un par de vueltas por Vigo y que data de mitad del siglo XX. Normalmente un punto de encuentro para ir o bien al centro, al puerto o a Churruca (el Malasaña de aquí; zona donde acabar la noche con bares y discotecas majos).

Un banco instalado en una de las calles inclinadas de Vigo

Cerca del Concello (un horror urbanístico producto del franquismo, como el Hotel Bahía) tenéis los restos que dejó la dictadura del Castelo de San Sebastián. Hay poco más que una muralla, pero tiene unas vistas de toda la ciudad bastante chulas. Cerca también está el parque del Castro, que ese sí que tiene una panorámica 360º de todo Vigo, la Ría y las islas Cíes. Eso sí, hay que subir muchas escaleras. Muchas, muchas. Se puede subir casi hasta arriba del todo en coche, claro, es Vigo, ¿a dónde no puedes ir en coche?

Vistas de Vigo y su ría desde el Castelo de San Sebastian

También cerca de Porta do Sol está «el olivo de Vigo«, un árbol que ronda los 200 años y que es testigo del pasado olívico de la ciudad. Tanto Vigo como parte de Galicia y el norte de Portugal tenían plantaciones de olivo, pero los Reyes Católicos ordenaron cortarlos todos para favorecer la producción en otras regiones del reino. El olivo que actualmente está en el Paseo de Alfonso XII tiene su origen en el que plantaron los monjes templarios en el siglo XII. En 1816 el árbol fue cortado para construir el nuevo templo, aunque el administrador de la aduana decidió cortar una rama y plantarla en su huerta. Ya en 1932 se decidió transplantar a su ubicación actual como ofrenda a la ciudad.

El paseo de Alfonso XII también tiene algunos bares y, sobre todo, unas vistas increíbles al atardecer, donde la mayoría de los días podrás ver el sol desaparecer detrás de las islas Cíes.

El sol poniéndose en una fotografía realizada en el Paseo Alfonso XII de Vigo

Cómo moverse por Vigo y sus alrededores

Vigo es una ciudad de coches. Nadie te puede decir lo contrario. No existen políticas reales de priorizar otras maneras de moverse y, por tanto, si no te quieres perder nada, lo ideal es que alquiles un coche para desplazarte. La mayoría de las empresas de alquiler están en el aeropuerto, pero tienes una oficina de Enterprise en la estación de Guixar. En la estación principal de la ciudad, Urzáiz, no hay ninguna.

Los autobuses municipales son la única opción alternativa en la ciudad -junto a los taxis-, pero no esperes ver los trayectos reflejados en Google Maps, porque no salen. Solo lo puedes ver en su web o utilizando una app de origen israelí llena de publicidad, cuyos tiempos de paso de autobuses por las paradas no son fiables (por eso ni la enlazo). Además, la casi nula presencia de carriles bus en la ciudad y lo enrevesado del plano urbano vigués restan eficiencia al servicio, por lo que los trayectos se hacen muy largos.

Del aeropuerto de Peinador al centro en autobús

A diferencia de otras ciudades, no existe una línea exprés de autobús desde el aeropuerto de Vigo, pero sí una línea regular: la A (de aeropuerto). En este enlace tienes los horarios oficiales. Se tarda unos 40 minutos en llegar al centro.

Al ser una línea regular, su precio es el mismo que el de cualquier otra línea de la ciudad: 1,49 €, que se pagan directamente al conductor solo con monedas o un billete de 10€, como máximo. Si no tienes efectivo, hay un cajero de Abanca nada más salir a la zona donde esperan amigos y familiares en el aeropuerto. No existen abonos turísticos y el de diez viajes está reservado a los residentes solamente.

Como con muchas cosas en esta ciudad, la señalización no es clara, y la parada de autobús no está rotulada como tal a ojos de quien acaba de llegar a la ciudad. Es sencillamente una marquesina y un poste al lado de la máquina para pagar el parking, situada a la derecha conforme sales del aeropuerto.

Si haces el trayecto inverso, es decir, de Vigo al aeropuerto, no entres en pánico si el autobús «se salta» el aeropuerto. Es otro ejemplo del urbanismo vigués y la eficiencia de su transporte público. La línea A tiene una parada enfrente al aeropuerto, al lado del IFEVI, el centro de exposiciones y congresos, da una vuelta para hacer una parada más y, entonces, ya te deja en la puerta del aeropuerto.

Del aeropuerto de Peinador al centro en taxi

Si no te convence la opción del autobús, hay una parada de taxis al lado que te pueden llevar a cualquier punto de Vigo. La tarifa es fija desde el aeropuerto: 25,50 €. Desde Vigo al aeropuerto no es fija, así que te cobrarán lo que indique el taxímetro, a lo que habrá que sumarle 5€ de suplemento.

Es importante que tengas en cuenta que ni Cabify ni Uber ni otras empresas VTC similares operan en Vigo; solo hay taxis.

Dónde dormir en Vigo

Vigo es una ciudad muy alargada, por lo que dispone de varios centros de referencia. En mi caso, tanto por cercanía como por la vida que he hecho en la ciudad estos años, ese centro para mí es la zona del Casco Vello y el Puerto. Está bastante a mano de todo, y el único pero que le puedo poner es la dificultad para aparcar. A unas malas, hay aparcamientos subterráneos para aburrir, también en algunos hoteles.

Como residente, los hoteles que puedo recomendar son los que se encuentran en zonas que considero cómodas para la logística tanto de pasear por la ciudad, como salir a conocer su entorno, sea en coche, autobús o tren, pero no me he hospedado en ninguno de ellos, por lo que no descartes otros cercanos solo porque no aparezcan en esta lista:

He omitido las opciones de vivienda turística por el obvio impacto en el mercado inmobiliario y los vecindarios, pero la opción existe si la quieres aprovechar.

Dónde aparcar en Vigo

Solo hay zona blanca y zona azul, donde hay que pagar por estacionar el coche. La usan tanto los residentes como los que no lo son, con los límites y precios habituales de este tipo de zonas que hay en otras ciudades.

El horario de la zona azul es de lunes a viernes de 9 a 14 y de 16 a 20 horas. Fines de semana y festivos, no se paga. Puedes pagar hasta un máximo de dos horas, momento en el que se supone que debes quitar el coche de esa zona, pero la realidad es que simplemente pagas de nuevo cuando pasen las dos horas y tu coche puede seguir donde estaba.

Para pagar la zona azul puedes utilizar las máquinas habituales (no todas admiten tarjeta) o descarga la app Telpark para hacer el pago desde el móvil.

Este es el mapa de la zona azul de Vigo:

Mapa de la zona azul de Vigo

Una de las zonas más cercanas al Casco Vello donde aparcar sin pagar se encuentra en el entorno del Parque del Castro. Es fácil encontrar aparcamiento por la rúa Marqués Alcedo, quedando a 5-10 minutos del centro andando. La pega es que está en cuesta, muy en cuesta, y si hay muchos coches ese día, lo más probable es que lo tengas que dejar muy arriba. A pesar de eso, es una zona fiable para dejar tu coche.

Una vez estés por la ciudad comprobarás la permisividad que reina con quienes aparcan en paradas de autobús, aceras y carriles bici. No solo furgonetas de reparto, también vehículos particulares. Aun así no te fíes, por si acaso, pero tampoco te rayes si estás pisando un poquito la línea que delimita el aparcamiento.

Qué comer

Los gallegos dan la impresión de estar hartos de escuchar eso de «qué bien se come en Galicia; y qué barato», pero es un hecho. Es complicado equivocarse a la hora de escoger un restaurante para comer o cenar, y Vigo no es una excepción.

Si nos vamos a la calidad extrema, en Vigo hay dos restaurantes con estrella Michelín, uno de ellos el más barato de España (sic). Pocos me parecen porque, de verdad, se come muy bien en cualquier sitio.

A diferencia de otras regiones de España donde también se come muy bien, en Galicia la comida se prepara sin demasiados complementos, es decir, los ingredientes tal cual y, si acaso, empanados como los calamares o usando especias sencillas como el ajo y el perejil. Lo de la cáscara se hace al vapor (aunque hay más modalidades, como las almejas a la marinera o a la viguesa, por ejemplo), los pescados al horno y a la brasa y la carne a la brasa o a la plancha. Y patacas, muchas patacas fritas. Esto, para gente como yo, es una bendición, ya que te permite saborear el ingrediente principal, sin aditivos o sabores diferentes. Si eres fan del cabrales en todo, tienes que cambiar el chip.

Estando en la ciudad con el puerto pesquero más importante de Europa es obvio que lo habitual sea comer todo lo que nos da el mar, tanto en formato pescado como en formato de molusco. Se da la circunstancia de que Galicia también tiene una fama muy merecida de calidad de vacuno. La típica es la vaca rubia gallega, y si eres omnívoro, su sabor es espectacular, mucho mejor que el de la ternera. Tal es el nivel que cada año se celebra Miss Vaca, en donde los gallegos eligen la vaca más hermosa de la comunidad.

Si te van las ostras, es muy típico -aunque un poco de guiri- comerlas en la rúa Pescadería, también conocida como «la calle de las ostras».

Para mí, lo básico que no puede faltar en una mesa es:

Entrantes

  • Zamburiñas*
  • Percebes
  • Calamares de la ría
  • Navajas
  • Berberechos
  • Almejas
  • Mejillones de la ría
  • Pulpo a feira con cachelos

Principal

  • Pescado: Coruxo, Sargo o Xurel
  • Carne de vaca rubia gallega
  • Churrasco de cerdo
  • Patatas fritas

Postre

  • Cañitas de nata (típicas)
  • Tarta de la abuela

(*) Las zamburiñas: es importante hacer una aclaración aquí, ya que normalmente al pedir zamburiñas no sabremos bien si son zamburiñas o volandeiras. Hay diferencias, porque la zamburiña negra gallega es más pequeña aún que la volandeira, y tiene un sabor a mar mucho más intenso. Eso no quita que estén muy ricas, pero son diferentes. Es posible que te encuentres con «zamburiñas del pacífico«, muy parecidas a las volandeiras, pero que técnicamente son zamburiñas. Las zamburiñas negras gallegas son más escasas, por lo que no las verás en los menús tan fácilmente, además de que tienen un precio superior. Yo solo las he comido una vez, en Bouzas. Estas son:

Zamburiña negra gallega, servida en Tragad'eira, en Bouzas (Pontevedra)

Dónde comer: restaurantes, bares y furanchos

¿Furanchos? ¿Qué es eso? No son restaurantes per se, sino la leira de alguien que ofrece comidas en los meses de verano. Históricamente nacieron como lugares en donde el excedente de la cosecha de vino se vendía acompañado con tapas y raciones caseras, también de comida cultivada en la finca. Aunque han evolucionado desde entonces, la carta suele ser parecida en todos, perpetuando esa esencia: tortilla, empanada, zorza, y poco más, regado con vino de la casa, blanco o tinto. Es tan tradicional que, al pedir la cuenta, cuentan los platos vacíos que hay en la mesa y multiplican por diez. Nada de TPV aquí tampoco, ni factura, ni reservas, al menos al que yo fui hace un par de años. Cuatro platos, 40€.

La otra gracia de los furanchos es que suelen estar en zonas espectaculares, y son de cenar normalmente. Como atardece tan tarde en Galicia, ya te puedes imaginar la experiencia. Uno de los más famosos es Reboraina, en Redondela, que tiene un magnolio centenario gigante, debajo del cual están todas las mesas.


En el mapa de Google que comparto al principio de este artículo están todos los bares que conozco y me gustan. Son muchos, y no voy a redundar en eso de que se come muy bien en Vigo, pero a los hechos me remito. De entre ellos, algunos se merecen una mención especial en esta guía:

Para picar algo o tomar un vino:

  • Taberna A Mina. Bastante lleno siempre, pero típica tasca, ahora regentada por gente joven.
  • A Birrería. Si os flipa la cerveza, aquí tienen muchas artesanas y de importación; también básicos para comer: patatas fritas, fingers de pollo, etc.
  • Albatros. En el Puerto, con vistas a las Cíes.
  • Don Bosco. No es un bar sino una calle con una plaza donde hay muchos. De esas plazas que los ayuntamientos peatonalizan para que sean de uso casi exclusivo de los bares.
  • Mais Palá. Más de por la noche. Otro sitio mítico de Vigo, donde la decoración tiende al horror vacui mezclando banderas cubanas con publicidad vintage. No tienen TPV. Si puedes, dale charleta al camarero, que es más majo que las pesetas.
  • El Pasillo. Cervecería clásica de Vigo donde la gracia reside en que la cerveza la ponen muy fría y siempre acompañada de cacahuetes.

Comer y/o cenar (te recomiendo reservar siempre, por si acaso):

  • Chavolas. Uno de mis favoritos de la ciudad. No es barato pero tampoco súper caro. El coruxo está increíble, y sirven una tortilla parecida a la de Betanzos.
  • A Pedra. Sitio más auténtico aún, con raciones sencillas. Nada del otro mundo, pero un sitio de toda la vida.
  • La Parra de Millos. Una joya escondida, regentada por un matrimonio. 
  • A Retranca. Platos gigantes. Muy ricos los mejillones aquí.
  • Valdevez. Otro al que voy mucho. Buena comida, precios normales y buen servicio. Dentro casi siempre hay sitio.
  • Tapería O Canario. Muy de barrio con muy, muy buena cocina y una variedad increíble de pescados y mariscos. Es comida gallega, aunque el nombre implique otra cosa.
  • Sopapo. Muy buena cocina. Saben lo que hacen.
  • El Eligio. Un bar de piedra que lleva abierto desde 1920. Tiene mesas dentro y barriles fuera donde beber vino o cerveza y pedir unas raciones. Aparece en las novelas de Domingo Villar
  • Mesón El Águila. Al lado del Eligio, también un acierto. Este tiene otro similar, muy mítico, fuera de la ciudad, para comer con vistas a la ría.
  • Casa Moncho. De mesa y mantel con un género espectacular. Precio OK.
  • Niño Corvo. Una delicia, con platos elaborados pero no tipo estrella Michelín. Aquí el precio ya sube; es de homenaje.
  • Rokuseki. Muy caro, pero espectacular, para mí el mejor sitio de Vigo aunque no sea de comida gallega. Es una barbacoa japonesa con carne de Wagyu, Kobe e Hida. Es lo más parecido a uno al que fui en Japón. El sitio es pequeño, y no suele admitir a grupos mayores de cuatro personas. 90€/persona aprox.
  • Purosushi. Otro japonés, pero este de sushi. Los fines de semana solo hay menú, no se puede elegir de la carta.
  • Alium. Una tapería con muy buena cocina también. Todo es sin gluten.
  • Nikko. Otro japo, más mainstream y, a veces, con 50% de descuento en thefork.
  • Peitieiros. Un bar típico, anclado en el tiempo, con menú del día y churrasco a todo lo que da.
  • O Porco. Un mítico de Vigo, con chacinas y bocadillos. Sin pretensiones.

Fiestas en Vigo

A Reconquista

El fin de semana en torno al 28 de marzo se celebra cada año el levantamiento popular que logró expulsar de la ciudad a las tropas de Napoleón Bonaparte en 1809. La ciudad se engalana y los vigueses se dividen en los bandos: los franceses y los vigueses, que representan durante esos días aquella batalla. Es muy curioso ver desfilar a los franceses durante la mañana, recibiendo silbidos y gritos de «¡fuera!» por parte de la gente que está tomando algo en los puestos callejeros.

Sí, en Vigo se celebra cada año que no somos franceses.

Carnaval

Esta me sorprendió, ya que el nivel de disfraces es muy alto, con una cabalgata incluso que recorre algunas de las principales calles de la ciudad. Como es habitual, el entierro de la sardina también es un momento álgido, con representaciones paganas que al más capillita podrían ofender. Hace un par de años vi un paso de virgen de Semana Santa sobre ruedas que tenía la cara de Feijóo. Ese es el nivel.

Cabalgata del carnaval de Vigo
El entierro de la sardina de Vigo

El entorno de Vigo

Como recordarás de la introducción, Vigo no tiene demasiado que ofrecer para el que la quiera pasear. No solo porque no dispone de demasiados edificios históricos fuera del Casco Vello, sino que las cuestas tampoco ayudan. También hay bastantes edificios abandonados por el centro y alrededores. Además, el hecho de que los fines de semana la ciudad pasa a un estado de letargo, cuando la mayoría de sus habitantes se van de la ciudad, también hace que no haya demasiadas cosas de interés, así que toca coger el coche, el tren o el barco y visitar su entorno, que es increíble.

Y sí, coger el coche. Hay opciones de autobús y tren, pero son poco prácticas y fiables; se pierde mucho tiempo. Si acaso el barco para cruzar la ría a Cangas o Moaña es lo que puedo salvar en términos de eficiencia y disponibilidad. En Galicia el apego por el coche es a la vez causa y consecuencia de una apuesta insuficiente por el transporte colectivo.

Bouzas

Pueblo que ahora es un barrio de Vigo porque la ciudad se lo comió. Son casas de piedra con calles estrechas con un par de sitios majetes para tomar algo. Se parece al casco vello de Vigo, y en esencia al tradicional casco vello de piedra del sur de Galicia (pista: menos soportales que en Santiago o Lugo porque aquí no llueve tanto).

Desde la praia de Samil se puede llegar a Bouzas andando por toda la costa, en un paseo bastante agradable y llano, por el que además se pasa por el Pazo de los Escudos, hoy en día un hotel de cinco estrellas. Justo llegando a Bouzas, tras pasar por debajo de la autovía, está el nuevo paseo en esa zona. Casi tres años han estado para terminarlo… Como es obvio, tiene un par de terrazas y buenos bares. Por esta parte, aunque no en el paseo per se, recomiendo Tragad’eira: increíble selección y conocimiento de vinos, buena cocina y precios de barrio.

Baiona

Aquí empieza lo que sería el área de influencia de Vigo si vienes de Portugal. Desde aquí hasta Vigo en sí hay una serie de playas bien hermosas, como Playa América o la Playa de Patos

Baiona es bien majo. Sacan un poco de pecho con algo de Cristóbal Colón, y tiene un Casco Vello muy bien conservado. También un Parador con un paseo alrededor de la muralla hacia el mar.

Panxón

Subiendo de Baiona hacia Vigo, podéis coger la autovía (35 minutos), o seguir por la costa (50 minutos) para visitar alguna de las playas que hay por ahí. Yo pararía en Panxón, cuya Iglesia diseñó Antonio Palacios (el del templete del metro de Gran Vía, o el Palacio de Comunicaciones de Cibeles).

El propio pueblo tiene playa, bastante maja, recogida del viento.

Monteferro

Esto no es un pueblo sino más bien una ruta de senderismo con un par de secretos escondidos: una rosa de los vientos en un acantilado y un columpio con vistas a las Cíes. También, antiguos cañones de la guerra. Si queréis hacer esto, échale una tarde al menos, pero no es imprescindible.

Península del Morrazo

Soy extraordinariamente subjetivo con el Morrazo porque me flipa. Le juntas el buen clima de las Rías Baixas, a la protección del viento y el oleaje que le aportan las Cíes, y tienes un paraíso con playas de arena fina y buenos restaurantes a precio razonable y sin masificar (por ahora, me temo). En estos dos años me la recorrí casi por completo, sobre todo las playas y sus chiringuitos.

Playas destacadas: Nerga, Melide, Liméns, Mourisca y Menduiña.

A la mayoría de las playas que no tienen un pueblo es casi imposible llegar sin coche. Y en la mayoría de esas playas no hay aparcamientos; introducing, la galleguidad. Aquí tienen una cosa que se llaman los leira parkings, que son el terreno de una casa que habilitan como aparcamiento. 4-5€ por todo el día. Sin facturas, sin TPV y sin nada, pero al lado de la playa. En Galicia hay bastante permisividad con aparcar el coche en cualquier sitio, pero es verdad que, sobre todo en verano, caen multas a los foráneos, así que por un día, te quitas de líos.

A donde sí se puede ir sin coche desde Vigo es a Cangas y a Moaña. Desde el puerto se puede coger un barco que nos lleva directamente en media hora por algo más de 2€, con una frecuencia de media hora entre semana, y cada hora los fines de semana. ¿No debería ser al revés? Aquí se nota de nuevo que Vigo es una cuidad donde la gente va a trabajar entre semana, no adonde se va los fines de semana para disfrutar de su ocio.

Ten en cuenta que si quieres ir a Cangas, los billetes se compran en la taquilla para el siguiente barco, no hay venta anticipada (que yo sepa), y ojo con no perder el papeliño; pero si vas a Moaña se compran directamente en el barco. Yo sigo sin entenderlo.

Cangas es un pueblo muy interesante, muy de piedra también, que sí que tiene una playa urbana bastante decente, la Praia de Rodeira, con uno de los mejores chiringuitos que existen: la jaima de Rodeira, que una vez pasado el verano, desaparece hasta el año siguiente.

Un mojito recién preparado en una de las mesas de la jaima de Rodeira, en Cangas do Morrazo.

Si te gustan los videojuegos, hay otro motivo para ir a Cangas, ya que acoge uno de los museos de videojuegos mejor montados que conozco.

Illas Cíes

Si hay que decir que es un paraíso, se dice. Isla cercana a Vigo y al Morrazo, donde durante el año no vive nadie y que está muy protegida, más aún desde el Prestige. Por ese motivo hay un límite de visitantes diarios. Hay que registrarse en la Xunta y, si no lo haces, ni te dejan subir al barco que te lleva a la isla. Desde Vigo son 40-45 minutos aproximadamente en un trayecto de ida y vuelta que cuesta 25€.

Las playas son la bomba y el paraje, increíble; eso sí, el agua está a punto de congelación. También te digo que no he visto aguas tan transparentes desde que visité Tailandia. En todo caso, para mí, la playa de Nerga que antes cité tiene la misma arena, igual de agradable si no hay viento y el mismo agua transparente con, a lo mejor, un grado más de temperatura, jeje.

Quizá es cosa mía, pero he visitado dos veces las Cíes. Este año volví y noté el agua menos fría. Hubo récord de temperatura del agua en la zona, lo cual no es una muy buena noticia.

Pontevedra

Otra visita para la que no necesitas coche. Hay varios trenes al día, y en 15 minutos te pones en la ciudad que está en las antípodas de Vigo en lo que a coches se refiere: todo su centro es peatonal.

Esta sí es una ciudad por la que da gusto pasear, no solo por no tener coches en el centro, sino porque es prácticamente plana y su urbanismo es más amable que el de Vigo. También, los edificios, muchos de piedra, lo que provoca un ambiente interesante y agradable.

Ojo a los trenes, porque hay dos modalidades, la de Media Distancia que dura 15 minutos y el Regional que tarda 30. Según el que compres, tu tren saldrá y llegará de diferentes estaciones. El Media Distancia en Urzáiz y el Regional en Guixar.

Si vas en coche, merece la pena visitar el Pazo de Lourizán, una casa señorial abandonada pero bien bonita, con grandes jardines. La pena es que está justo enfrente de la fábrica de celulosa Ence, que lleva décadas impactando el ecosistema de la zona, con lo que el entorno no es demasiado agradable.

Portugal

Vigo está sorprendentemente cerca de la frontera con Portugal, por lo que una excursión de un día a los pueblos más cercanos, o incluso a Porto, no es ninguna tontería.

Quizá lo más cercano e interesante sea Valença, que dispone de una parte amurallada (Fortaleza de Valença), que está al lado de lo que es la ciudad de hoy, por lo que hay muchas tiendas para turistas. Se aparca prácticamente en la puerta, en unos aparcamientos donde pagas un donativo a los bomberos de la zona (cosas de Portugal). Es un sitio de ver rápido, de pasear y ver la zona, pero no entrar en edificios ni nada así. Merece la pena.

Las playas (de alrededor) de Vigo

Al ser una ciudad tan alargada, Vigo saca mucho pecho de sus playas, pero siendo honestos, la playa más cercana al casco vello está a unos 6 kilómetros (15 minutos en coche sin contar el tiempo de buscar aparcamiento, 30 en bus como mínimo). No es precisamente una playa urbana si piensas en las de Cádiz, Gijón o A Coruña. Vigo también saca pecho de tener las mejores playas del mundo, en las Cíes, un lugar donde no se puede ir así como así.

Para mí, merece la pena invertir 15 o 20 minutos más para ir al Morrazo, sea en coche o en barco.

Praia de Samil

La más cercana a la ciudad. Es de las favoritas de portugueses y orensanos. ¿Por qué? Por los servicios, principalmente. Tiene zonas de merendero, piscinas, zona para patinar, canchas de baloncesto, incluso karts, hasta un McDonald’s… Perfecta para familias, pero bastante masificada en verano.

La playa de Samil, repleta de sombrillas en la arena

Enfrente verás un edificio de apartamentos muy alto. Forma parte de la isla de Toralla, un intento de isla privada ideada en los sesenta, adivina por parte de qué régimen político. Hace unos años se consiguió que, al menos, el acceso a la playa fuera público, pero no puedes entrar con el coche ya que es una urbanización privada. Se supone que vive gente con dineros ahí. Los alquileres no son baratos precisamente.

Praia de Patos y Praia América

Una de esas playas favoritas para los vigueses, y con razón. Arena fina, vistas a las Cíes…

En el Morrazo

Ya he hablado de ellas, pero las listo por aquí de nuevo:

Una foto de la orilla de la playa de Nerga, en la península del Morrazo, Pontevedra

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Antonio Rull